domingo, 8 de enero de 2012

La vida da muchas vueltas

Mi vida siempre ha estado sometida a constantes cambios y mi padre siempre lo decía: "La vida da muchas vueltas"....

Incluso fueron las ultimas palabras que dijo cuando regresábamos de nuestras vacaciones, justo antes de que el conductor de un tráiler se desplomara frente a nosotros, momento antes de que mi padre perdiera el control de nuestro coche y no pudiera detener nuestra caída al vacío.

De ese día son solo pocas las cosas que recuerdo, y todas son como fotografías plasmadas en mi memoria, recuerdo estar mirando a lo lejos nuestro coche familiar completamente volteado, después una inmensa luz que emanaba de ese lugar, la siguiente imagen era de un hombre que intentaba hacerme reaccionar y al final la luz de la lámpara de un hospital.

El día que desperté, Max mi Golden retriever de un año se encontraba sobre la cama junto a mis pies, algo bastante raro ya que Max siempre había sido un perro muy inquieto, de hecho desde que Max llego a casa, nunca me hizo caso es mas creo que asta me ignoraba y me evitaba, jamás me dejaba jugar con el y era una sorpresa que estuviera tan cariñoso y amable conmigo, además era muy raro que estuviera ahí, ya que en un hospital no permiten animales, aunque tenia la firme idea de que Max estaba conmigo gracias a mi abuela materna, una mujer con una considerable fortuna la cual no visitábamos mucho excepto en días festivos o cuando ella nos mandaba llamar solicitando nuestra presencia obligatoriamente y la que no reparaba nunca en gastos siempre y cuando se hiciera lo que ella quisiera, a mi izquierda se encontraba una de las enfermeras que me administraba el medicamento indicado para cada día y frente a mi otra que revisaba mi expediente.

Tenia 15 años y nunca había sido muy cliente de los hospitales, estaba asustada, y no tenia la menor idea de que hacia ahí ni cuantos días tenia en ese lugar, solo sabia que mis padres no estaban conmigo y eso era aun mas raro, ya que por lo menos mi papa siempre estuvo al pendiente de mi asta cuando torpemente me rasguñaba con mis propias uñas o cuando Max intentaba morderme después de haberlo perseguido y enfadado todo el día; seguía pensando en lo que hacia yo en la cama de ese hospital y en algo mas interesante que los demás estuvieran haciendo para que en ese momento no hubiera nadie mas que Max y las enfermeras en mi habitación.



Como me gustaría no tener que estar sentada otra vez en esta silla de oficina, siguiendo como todos los días las indicaciones de mi abuela para que sus empresas marchen de la manera que ella siempre lo ha indicado, es mas, quisiera no tener que haber despertado hoy ya que definitivamente este día de recuerdos no lo había comenzado del todo bien. Decidí salir a desayunar fuera del hotel y fui a parar en un bonito restaurant algo sencillo, que para mi gusto eras lo que necesitaba después de vivir con tantos lujos; todo estaba perfecto incluso ya comenzaba a disfrutarlo justo antes de que un joven derramara su café en mi saco blanco, después del hecho, me quede atónita mirando mi saco, no sabia si reír o llorar y no por lo que costara el saco, sino porque era el que mi abuela hace poco me había regalado, el joven no paro en disculparse mas de 10 veces y en decirme lo apenado que estaba y yo no pude omitir palabra alguna solo pensaba en lo que me diría la abuela, así que solo me levante, mire al joven le dibuje una pequeña sonrisa, me dirigí a la caja con mi saco lleno de café, pague y me fui a caminar al malecón antes de regresar a la oficina, tal vez ahí pensaría mejor las cosas y en como le diría a mi abuela el incidente del saco.

Ya en el malecón lejos de pensar en el saco manchado de café, comencé a recordar a Max que quien lo diría, después de que me ignoraba se convirtió en mi mejor e inseparable amigo, también a el me dolía mucho recordarlo, pero me dolía aun mas recordar lo que paso ese día cuando tenia 15 años.




Un ladrido de Max fue lo que les indico a las enfermeras que había despertado, se pusieron muy contentas, asta parecía que esperaban con ansias que despertara, llamaron enseguida al medico que no tardo mucho en llegar a la habitación seguido de mi abuela la cual como es su costumbre, llego gritando y diciéndome crudamente el gusto que le daba que por lo menos yo, me hubiera salvado del accidente en el que mis padres y hermanos habían muerto, y valla que fue crudamente la noticia, porque lejos de omitir palabra alguna, comencé a llorar; no supe cuanto tiempo paso para quedarme dormida pero todo fue gracias a que el medico me administro un calmante.

Quede completamente sola, mis padres y mis hermanos no estaban ni para respaldarme el aire que respiraba, mi vida definitivamente dio un giro total, tuve que ir a vivir a casa de mi abuela, ya que a mi corta edad no me era posible valerme por mi misma.

Escuela, vestido, dinero y clase social nunca me falto, todo gracias a que vivía con ella, mucha de su fortuna era producto de una cadena de hoteles que tenia distribuidos en distintas zonas turísticas del país y como era lógico mi abuela esperaba que yo siguiera ese camino, al ser la única nieta que vivía con ella podía hacer y decidir por mi lo que a ella mejor le pareciera, yo no tenia derecho al boto ya que después de todo ella era la que veía por mi y la que me mantenía, algunos miembros de la familia se quejaban, sobre todo las tías envidiosas que siempre querían lo mejor para sus pequeños de 30 años, decían, que yo era la que mas gozaba de todo lo que ella podía ofrecer, y que me aprovechaba del dinero que tenia, otros en cambio se compadecían de mi, decían que tenia una paciencia de Ángel, conocían tan bien como era la abuela que esperaban que no creciera traumada de la tortura que era vivir con una persona tan cambiante y a la que le encantaba que todo fuera a su manera, creo que si mi padre viviera definitivamente no lo permitiría, era lo que me gustaba de el, que respetaba todo lo que yo hacia, pero desafortunadamente mi padre no estaba.

Como era de esperarse estudie una licenciatura en Hotelería y Turismo, seguida de una carrera de Administración de Empresas, tengo la impresión de que mi abuela esperaba que no fuera una holgazana que quería de todo sin hacer nada como la mayoría de mis primos, no tubo que esforzarse mucho, tenia tan bien arraigadas todas las cosas que me enseñaron mis padres con respecto al dinero, costumbres y vida, que la verdad no tenia ganas de cambiarlas, además procuraba hacerla feliz o por lo menos intentaba mantenerla satisfecha, hizo de mi a mis 26 años toda una mujer preparada y lista para comenzar a trabajar en el negocio familiar, para el gusto de pocos mi abuela me cedió su lugar en la empresa, comencé a viajar tanto como lo hacia ella, al principio lo hacíamos juntas para comprender como tratar a los empleados y detalles extras de la empresa, después me dejaba ir y hacerlo yo sola mientras ella esperaba en casa, pero con su obsesión y con su rutina tan activa de siempre me monitoreaba cada 2 horas para saber si no había tenido ningún problema y mi respuesta siempre era la misma.

 –“Abuela todo esta bien, no te preocupes”- No la hacia inmensamente feliz y aunque no muy conforme con mi respuesta lograba que dejara de marcar por lo menos en las siguientes 4 horas.




Recordé que ya estaba en la oficina cuando tocaron la puerta y una cara familiar se asomo hacia adentro.

-“Señorita Clarisse, tenemos un problema con un cliente y quiere hablar con usted, ¿lo hago pasar?”-

Voltee y mire a Marcela que me veía con miedo, pensando que la regañaría como seguramente lo hubiera hecho mi abuela después de un problema en el hotel; me quede en blanco ya que no tenia nada en la cabeza mas que el recuerdo de mi adolescencia.

-“Señorita Clarisse, perdón… ¿lo hago pasar?”- Me repitió al ver que no obtenía ninguna respuesta y la pobre seguía con su cara de terror en la puerta.

-“Lo siento Marcela, si hazlo pasar”- El tercero esta semana, Vallarta definitivamente era complicado y no dudaba que fuera un cliente inconforme con alguno de los servicios del hotel, después de todo las personas con bastante solvencia económica le encantaba hacer dramas, asta cuando el botón del control remoto no funcionara de manera adecuada o si el foco de la habitación parpadeaba tantito por alguna falla eléctrica, estaba empezando a acostumbrarme a que todo lo quisieran arreglar con el Dueño o el Gerente del hotel y estoy casi segura de que si mi abuela invirtió en hotelería fue para que todo estuviera como ella quisiera y no tener que andar poniendo mala cara o perdiendo el tiempo dando queja de los empleados a alguien mas en algún otro hotel a donde quisiera ir a vacacionar.

-“Buenas tardes”-

-“Buenas tardes, adelante por favor tome asiento, con quien tengo el gusto?.”- Lo recibí como era mi costumbre con cualquier cliente, pero a primera vista, no era el típico cliente rico y alzado que venia a darme queja de uno de los empleados o de los servicios del Hotel así como yo esperaba que fuera, me desengañe muy rápidamente ya que era todo lo contrario, era un joven bastante normal, con ropa casual que a leguas se notaba que quería unas buenas vacaciones, tal vez de unos 3 o 4 años mayor que yo, alto, de tez clara y unos bellos ojos claros, aunque su cara me resultaba un tanto familiar.

-“Daniel Zepeda, mucho gusto ¿Creo que definitivamente no resolveré mi problema verdad?”-  Me lo dijo mirándome fijamente mientras se sentaba, y con una amplia sonrisa en el rostro un tanto sarcástica.

Me quede mirándolo creo que de una manera bastante torpe, cuando menos acorde, se presento un pequeño silencio incomodo, el también me miraba a mi; claro que conocía a ese hombre, era el mismo joven que esta mañana había manchado mi saco accidentalmente en el restaurante.

-“Los problemas laborales son diferente a los tropezones en las calles y las manchas de café en los sacos blancos, así que no se preocupe señor Daniel, mi nombre es Clarisse, ¿Cómo lo puedo ayudar?”-

-“Veras hace como 2 meses hice una reservación por internet y….”- No podía creer la jugarreta del destino, en verdad tenia ganas de soltar la carcajada por lo tonta que fui en el restaurante y disculparme al no haberle dirigido palabra alguna y salir casi huyendo de ese lugar; lo miraba atentamente mientas me exponía su problema, no tenia la misma facha que tenían los demás clientes del hotel pero eso no le quitaba lo atento y respetuoso para hablar conmigo sobre su inconformidad cosas que a los demás clientes les faltaba.

-“Crees que se pueda resolver este inconveniente? Si no, para antes de que oscurezca buscar otro lugar en donde hospedarme.”-

-“De ante mano le pido una disculpa, son raras este tipo de ocasiones en las que nuestro registro de reservación por internet falla, pero no hay ningún problema señor Daniel, no es necesario que busque otro hotel, es cuestión de checar en la base de datos por si hubo algún error en recepción a la hora de capturar sus datos o en su defecto checar su numero ficha que se le fue enviada a su cuenta electrónica que se le tenia que hacer llegar a lo mucho en 3 días hábiles con el código que se le designo para su habitación ¿Trae con usted ese código o por muy extremo la ficha de deposito?”-

-“El código no, ya que no me fue enviado a mi cuenta de correo, he incluso llame al hotel y me dijeron que no había ningún problema que si ya había hecho el deposito tenia que aparecer en la base de datos y que con mi nombre podía pedir mi habitación ya reservada, pero como todo me sonó muy raro y confuso pues si me traje la ficha de deposito conmigo… aquí tiene.”-

Al ver la ficha de deposito respire, fue un alivio saber que si la traía con el, se veía un tanto despistado y yo, ya empezaba a dudar que estuviera en el Hotel correcto y definitivamente me ahorro un trabajo enorme y una guerra campal entre el banco y el Hotel.

Dure 3 horas aclarado todo el asunto de la reservación con Daniel, nunca había tardado tanto con un cliente, pero ni sentí el tiempo, se me paso bastante rápido, Daniel hacia pequeñas bromas que lograban hacerme el rato mas ameno, la abuela llamo 2 veces, toda histérica pensando que todo andaba mal, asta parecía que le habían ido con el chisme, personalmente hice todo el tramite para su estancia y lo lleve asta su habitación he incluso le ofrecí barra libre en su ultimo día en el Hotel como compensación del mal rato que paso.

-“Habitación #712 espero que disfrute su estancia y nuevamente una disculpa, le aseguro que checaremos nuestro sistema de reservaciones por internet para que esto no vuelva a pasar y lamento mucho el mal rato que paso Sr. Daniel.”- Mientras le daba la disculpa que ya me sabia de memoria, el me miraba fijamente como tratando de encontrar algún tesoro perdido en mi rostro, por un momento si me intimido tanto como nadie lo había podido hacer, incluso pensé en decirle que si estaba todo bien, aunque no hubo necesidad creo que se dio cuenta de la insistencia de su mirada y después de tomar la llave de su habitación comenzó a hablar.

-“¿Y tu no tienes ganas de ir a tomar un café?”- Lejos de molestarme el comentario, comencé a reírme, no se si se estaba burlando de mi por el incidente del saco, o si me lo estaba diciendo enserio, pero no tenia la mínima intención de salir con el, así que lo único que pude hacer fue mentir.

-“Gracias, será en otra ocasión por ahora tengo mucho trabajo, además tengo que viajar y estar en casa para la cena”-  Una completa mentira recién sacada de la manga, ya que no tenia la intención de regresar a la casa con la abuela esa noche ni las de los siguientes 5 días, pensé en trabajar y disfrutar toda esa semana en Vallarta con o sin la aprobación de la abuela, después de trabajar durante 1 año sin descansar creo que me lo merecía, además necesitaba tiempo a solas y si la abuela quería verme no le costaría nada subir al avión y viajar hacia acá.



Abril suele tener las semanas mas largas y definitivamente hoy fue un día muy pesado el cual inicie con el pie izquierdo, yo nunca he gozado de muy buena suerte así que nunca la he esperado tanto, pero este día creo que la mala fortuna me acechó desde muy temprana hora. Después de atender a Daniel regrese a la oficina y le di la orden a Marcela de ya no pasarme trabajo, no tenia ganas de seguir atendiendo gente, quería salir de la oficina, distraerme y pasear por la playa, después de todo creo que mi afectado del hotel no descubriría mi pequeña mentira, ya bien dicen por ahí que la primera impresión no se olvida y la mía era de que a el le gustaba mas estar en un restaurante tomando café que caminando por la playa en la noche, así que fue la opción mas viable, Daniel no me cacharía en la mentira, no se notaria el rechazo a la invitación del café y yo podría disfrutar un momento a solas para poder aclarar mi vida.

8:30 pm, fue la hora en que la abuela hizo su ultima llamada y yo, ya me encontraba caminando descalza por la playa disfrutando el aire fresco, no era temporada de grandes heladas así que solo traía un pequeño saco naranja, un short blanco que en su gran mayoría dejaba ver mis piernas blancas y delgadas, unas sandalias doradas que traía en mis manos y mi celular junto con ellas, era ya tarde así que no me preocupaba por que me reconocieran además solo había parejas enamoradas, que miraban la luna como si encontraran en ella todo el amor para brindarle a su compañero, la admiraban con tanta devoción que asta la luna parecía corresponderles con un brillo muy hermoso y una noche completamente limpia y despejada, en la que solo ella y las estrellas podrían cubrir con su manto el amor que se gestaba en cada pareja que adornaba la playa esa noche.
En mi caminata encontré un montón de piedras lo bastante grandes, solitarias y alejadas de las parejas enamoradas, como para poder pensar en todo lo que era mi vida, en lo que quería seguir haciendo, tenia un tamo ya trazado, pensaba en mis amigos, mi familia, en como eran y la forma en la que pudiera ayudarlos con sus problemas como el tío Esteban que lo único que sabia hacer era apostar, jugar, beber y regañar a mi prima Patricia, su única hija, por el galán que traía, el cual se estaba convirtiendo rápidamente en un medico de prestigio, su único pecado era ser hijo de un ex-amigo de mi tío; tal vez algún viaje a Paris dentó de algunos años tampoco me vendría tan mal, pero de un momento a otro mis pensamientos se enfocaron en las parejas de la playa me quede mirándolas y comencé a retomar mis propios pensamientos y en todos me encontraba sola, sin algún compañero que se preocupara por mi, sin amor.

-¡Parece que la cena se cancelo! O tal vez una taza de café no es muy de tu agrado pero… si me lo hubieras dicho te hubiera invitado alguna otra cosa.- Un hormigueo recorrió todo mi cuerpo, reconocí la voz de inmediato, varias horas atendiéndolo bastaron para saber quien se estaba dirigiendo a mi, voltee de inmediato Daniel estaba parado tras de mi con un pantalón color beige, una playera azul y unas sandalias, en su pecho llevaba colgando una cámara que ha simple vista parecía ser profesional, no supe que hacer ni donde esconderme, pero definitivamente la vergüenza le ordenaba a mis piernas salir corriendo de ahí, pero mi cuerpo no se movía.

-“Tuve un ligero contratiempo.”- Me sentí completamente estúpida después de haberlo dicho, Daniel me seguía sonriendo.

-“¿Puedo sentarme?”- Después del desaire del café no podía negarle que se sentara conmigo, aunque en mi plan no estaba contemplada la compañía.

-¿!Y que haces aquí tal sola?, teniendo a tanta gente en el hotel que te obedece y te puede hacer compañía.”- Voltee a mirarlo, tenia 2 opciones volver a mentir y decir que me esperaban en el hotel o por primera vez aceptar la compañía de un extraño y pasar un buen rato.

-“Solo pensaba”- Le dibuje una sonrisa mientras el se sentaba aun lado mío, aun no estaba completamente segura de quererle contar mi vida a un extraño con el que empecé con el pie izquierdo, pero después de todo ya había dado inicio a la conversación y Daniel definitivamente era muy bueno para hacer platica, logro hacerme reír muchísimo tanto que no recuerdo la ultima vez que me había reído así y el tiempo ni se diga, se paso bastante rápido platicamos muchísimo, teníamos mas cosas en común de lo que pensábamos, me conto su historia y lo que hacia en Vallarta, así como yo le conté la mía.

Jamás había abierto tanto mi corazón y mucho menos con un extraño como lo hice con Daniel, los hombres que siempre estuvieron a mi alrededor, lastimosamente solo veían la cuantiosa cantidad de bienes de mi abuela y el signo de pesos en mi rostro. Regresamos al hotel a las 12:00am, no hubo necesidad de que me acompañara a mi habitación, mas bien lo acompañe yo a el, pero solo al piso en donde se encontraba su habitación, ya que la regla es que nadie sepa cual es la habitación de la dueña y esa regla definitivamente me gustaba mucho.

La puerta del ascensor se abrió, Daniel salió a paso lento, se detuvo fuera del elevador un instante y volteo

-“Asta mañana entonces?”-  Quise decirle que si a ese fotógrafo que apenas había comenzado a realizar sus sueños después de 4 años de estudiar para ello, por primera vez me nacía estar con alguien y ansiaba que pasara el tiempo para poder volver a platicar con el.

-“Tal vez después de el trabajo, creo que te puedo aceptar la taza de café que quedo pendiente”- Le dije sonriéndole desde el elevador que poco a poco se fue cerrando.



Ya pasaron 5 años, y mi vida dio otro giro inesperado, me volví a quedar sola, la abuela murió hace 2 años de un ataque al corazón, fue instantáneo y dicen que ni siquiera sintió dolor, simplemente ya no despertó, como era de esperarse la gran parte de su fortuna paso a mi poder, quede al frente de la cadena de Hoteles, aunque nunca lo desee así, y de la otra mitad que se repartió entre primos y tíos que ansiosos esperaban la herencia, quede como su asesora principal la cual no se sometía a cambios por ordenes de la abuela, jamás creí que me tuviera tanta confianza, mucha de la familia se molesto el dinero definitivamente separa vidas, vidas que desde que nacemos estamos unidos por el lazo de la sangre, lamentablemente nunca han entendido que a mi no me dejaron lujo, ni vacaciones, ni paseos, ni días felices lo único que me dieron fue la responsabilidad de velar por ellos, por los que no sabían que hacer, después de todo descubrí que para eso me entreno la abuela, nos quiso mucho a todos, a su manera pero creo que lo hizo y dejo a alguien que los cuidara y a mi manera logre hacerla feliz lo mas que pude.

Este es el sexto año en el que sin falta, cada Abril regreso a Vallarta a trabajar una semana, siempre esperando volver a encontrar a aquel fotógrafo que me mancho mi saco blanco al que le entregue mi alma, mi cuerpo y mi corazón, como olvidar aquella primera y ultima noche en la que estuvimos juntos, aun recuerdo el sabor de esa copa de licor seguida de sus labios cálidos, labios como ningunos, su cuerpo con el mío, recuerdo el tiempo que nos falto tiempo para seguir amándonos, con el, pase la semana mas feliz de mi vida, Daniel era un hombre encantador, como ninguno, su delicadeza al tratarme, su educación y sus ocurrencias hicieron que esa semana en Vallarta fuera inolvidable, todos los días me pregunto donde estará, si me extrañara o si pensara en mi, con el creí haber encontrado todo, pero el amor no pone cadenas y  tuve que dejarlo seguir sus sueños; aun recuerdo esa sonrisa y ese abrazo con los que se despidió de mi antes de salir del hotel, todo el era una persona completamente diferente a los demás y estoy segura que el encontró la joya lejos del dinero.

Miraba mi cafetera de una manera bastante hipnotizadora, la maquina hacia su sonido usual, eso si Daniel me hizo amar el café y disfrutarlo mas que solo como una bebida para despertar. Mientras seguía recordando mi semana con Daniel y todo el tiempo que había pasado desde aquella vez, mi concentración fue alterada cuando Marcela toco la puerta de la oficina.

-“Señorita tengo a un cliente que exige hablar con usted, ya se que me dijo que no estaba para nadie, pero el dice que es muy importante y requiere su atención.”- Seguro el típico cliente rico de todos los días, aunque mi vista aun seguía en la cafetera que aun no terminaba de hacer su trabajo.

-“Esta bien, no te preocupes espero que no sea algo grave, hazlo pasar Marcela”- Marcela cerro y abrió la puerta nuevamente para darle paso a aquella persona que solicitaba tan urgentemente mi presencia, solo se escucharon 5 o 6 pasos en la habitación, quien quiera que fuera se había quedado parado tal vez esperando a que volteara a mirar, aunque su perfume de inmediato me indico que era un hombre el que había entrado a la oficina.

-“Siéntese por favor enseguida lo atiendo… ¿Gusta una taza de café?”-

-“Si lo vamos a compartir de la manera en que compartimos la copa hace 6 años, y no vuelves a dejarme ir… acepto”- Seguía sin voltear pero con los ojos muy abiertos y una mano en el pecho, la cafetera había terminado su función y el corazón ya me palpitaba de una manera bastante rápida, las piernas me temblaron como adolecente, seria cierto que aquella voz fuera de el? Voltee y mis ojos no podían creer lo que veían, era el, estaba frente a mi, había cambiado un poco su forma de vestir pero solo eso, seguía con esa sonrisa que solamente el podía ofrecerme y con esos ojos únicos con los que siempre lograba ver mi alma y mi corazón.

-“Claro que no te dejare ir…. Nunca mas”- Camine a abrazarlo y besarlo, había soñado tanto este momento, lo había ensayado una y otra vez frente al espejo, pero nada de lo pensado hice, ese momento solamente fue nuestro, fue espontaneo y sin planearlo, nuestros cuerpos se aferraron uno al otro como si fueran uno solo…. Y nuevamente mi vida dio otra vuelta.

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