lunes, 26 de septiembre de 2011

El pianista


Alguna vez escucharon que cuando el verdadero amor se encuentra, en donde sea y como sea, es demasiado difícil olvidarlo, que todo el, hace que cambie las letras de la canción mas bella, aunque esta solo posea melodías, el pianista si lo cree, y yo le creo…

Era sábado por la noche, no importa el mes, ni si era una fecha especial, ese hombre sentado al piano tocaba una mas de las hermosas canciones dignas del lugar, relajado, tranquilo y sereno, siempre tocando con el corazón, que seria para un hombre de mundo las preocupaciones.. pero sobre todo que seria para el, el amor, si eso jamás lo había experimentado, al menos no físicamente, un hombre que viajo por cada rincón del mundo, solo para conocer la música, vivió, amo, lloro, se desespero, pero sobre todo fue feliz, siempre para ella, para su mayor y único amor esa que siempre tacho y la única conoció… Las melodías, mil y un lugares del mundo ese hombre ha visitado y todos coincidían en una misma cosa, todos estaban de acuerdo que las mejores canciones son las que nunca han sido estudiadas, las que salen directamente del alma y del corazón.

Y así siempre fue, nunca necesito nada, tubo la dicha de nacer en cuna de oro, aunque siempre renegó de ella, hoy es solamente un hombre común, 26 años, poco tiempo para el, de lo poco que hablaba, mas nunca conmigo, siempre decía que le hacia falta vida y tiempo para conocer mas, alto, guapo, con ilusiones, una persona como cualquiera de nosotros, que toca aquel viejo piano para deleitarnos con algo completamente hermoso, algo que yo aun no comprendia, pasaba mis noches solo mirándolo tocar, componer y escuchar, porque para el tocarlo pero sobre todo sentirlo era nutrir su alma y su corazón, a el no le hace falta mas amor, que ciego es.

Eso fue lo que siempre pensó, que el amor no era para el, que solo era una teoría tonta y melosa, que el en esta vida no se encontraría con su complemento y por tal motivo nunca se digno a buscarla, nunca se digno a saber que estaba frente a el, pianista... Si supieras.

Como me deleite con esas canciones, como sufrí al verlo y como lo vi sufrir, ¡Si!, aunque no lo crean, ese hombre que no creía en nada que no fuera la música, sufrió, conoció el amor de una manera errónea y la decepción en carne propia y a flor de piel.

Jamás olvidare ese sábado, cuando todo parecía haberse puesto de acuerdo para que el pianista viera entrar a esa exuberante mujer de vestido rojo, esa noche, el bar estaba completamente lleno, los meseros estábamos vueltos locos, no nos dábamos abasto, había demasiada gente y el jefe por fin estaba contento, solamente una mesa quedaba disponible, la única y reservada para ella, como olvidarlo si fui yo la que la condujo hacia ese lugar.

Fue cuestión de 20 segundos, 20 segundos en los que esa mujer abrió la puerta y la dirigí hacia su mesa, ahí ya la esperaban, amigas de la infancia supongo, 20 maravillosos segundos en los que una nota en el piano se hizo permanente, 20 segundos en los que el pianista, al verla se olvido de la canción.

Su pose de altanería resaltaba a metros de distancia, era el centro de atención en el lugar, indudablemente era una mujer de prestigiosa familia y eran esos metros los que al pianista se le hacían kilómetros de distancia, como nadie lo noto? bastaba con solo escucharlo tocar el piano, para comprender que no era el mismo, parecía que todos estaban sordos, que solamente yo me daba cuenta de la situación, Un momento volteaba y el la seguía mirando, no podía negarlo, era una mujer completamente hermosa y su vestido rojo, que portaba con una elegancia que apostaría que acababa de salir de la boutique, hermoso como ninguno que haya visto en mi vida y algo que jamás una mesera como yo podría usar.

Los sábados para esa mujer se hicieron rutinarios en el bar, siempre sola, y presumiendo de una soltería inigualable, fue entonces cuando el pianista dejo de tocar con gusto e inspiración y comenzaba a hacerlo solo para verla a ella, ya no importaba como y lo que tuviera que hacer por estar ahí, la cita era cada sábado por la noche, las 11:00 era la hora exacta en que ella entraba al lugar, y era justo el momento en el que el pianista tenia en su mesa una rosa para ella, y desde el escenario toda la atención y una sonrisa en su cara.

Podríamos decir que fue la historia mas romántica y bonita, de todos los tiempos, quien no se querría enamorar de un guapo pianista, de un hombre inteligente, capas de sacar cualquier situación adelante, un hombre que así como es frio, también es cálido, hombre en el que con solo una mirada, te puedas perder en un mar de amor, que con solo un abrazo te sientas segura de cualquier adversidad, quien no lo querría ver con ojos de amor, quien no lo querría comenzar a ver con los que yo lo veía.

No fue la mejor de las historias, el pianista y aquella mujer, de la que nunca supe su nombre, comenzaron a salir, los sábados al terminar la función, eran noches de amor interminables para ellos, tan pendientes y tan celosos uno del otro, un amor enfermiso, nadie podía opinar, nadie podía mirar, nadie solo ellos dos, desde el escenario se dedicaba a solo mirarla y ella a pensar en no se que cosas.

Meses pasaron, creo que fue el tiempo cuando yo me quede sin corazón, mi voz solamente se convirtió en un suspiro que el aire ya se llevo, aquel hombre que con dureza marcaba su vida, que ni siquiera el mayor de los insultos podría romper su equilibrio, hoy fue derrotado por una mujer, hoy descubrió que esa, con la que creyó conocer el amor, le ha mentido, esa mujer exuberante de vestido rojo que soltera creímos, es casada y esta noche ha entrado al bar, del brazo de su marido, hoy, el pianista, solo es un espectador del dolor que siente su corazón.

Muchos de mis compañeros no me creyeron, decían que eran solo alucinaciones mías, que me había vuelto loca, que tal vez lo empezaba a mirar con ojos de amor, que el pianista estaba bien y que como poco hablaba a nadie le importaba, pero yo sabia que había algo mas, siempre lo supe, conocí toda la historia gracias a el, gracias a aquel viejo piano, que fue el que lo descubrió.

Jamás vi al pianista tan cambiado, algunos se burlaban diciendo que tenia el mal de amores, este sábado el pianista no ha tocado, se dedico solo a beber, “una compa mas cantinero”, son las únicas palabras que aun pronunciar puede, las únicas palabras que esa mujer no le robo, el bar estaba cerrado y el seguía tomando, fue la primera vez que estuve a solas con el, 3:00am y yo seguía mirando como sufría, como lloraba, como niño que acababa de perder su juguete favorito, no sabia que hacer, solo me dedique a observarlo, fue de un momento a otro cuando golpeo la barra, se levanto y se dirigió al piano, y comenzó a tocar, una vez mas las melodías retraban como fotografía, todo lo que el sentía, me acerque y comencé a tararear letras de aquella canción, volteo sorprendido de saber que aun sin contarme nada y sin jamás haber hablado conmigo, supiera exactamente todo lo que el sentía.

Otro sábado mas y 3 largos meses han pasado, desde aquella noche que cante con el, cuando por primera vez me dedico una sonrisa, que alguien me diga donde esta el pianista?, que alguien valla y le diga que cuando se fue, con el se llevo parte de mi corazón.

Fue entonces cuando aterrice nuevamente las ideas, me miraba al espejo, ya estaba lista para trabajar y una vez mas sin el, abrí mi loquer y para mi sorpresa una linda rosa estaba en el, junto con un bello vestido y una nota que decía: “Esta noche tu eres la estrella, estrella que no me había dignado a mirar, o será que fui un ciego por no ver tanta luz a lado mío, por favor esta noche, ponte el vestido y acompáñame.”, creyendo que seria una mala broma de mis compañeros e intentando segur el juego, me lo puse, salí al corredor principal y ya me esperaban, sin entender porque, me condujeron hacia una silla que estaba en el escenario junto al piano, y en el una nueva nota que decía: “solamente el verdadero amor le pondría las letras a una canción, que solo posee melodías.” Sonreí, y el escenario quedo completamente oscuro, y solo una nota en el piano, se hizo sonar.

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